Muchas gracias al voluntario anónimo que tradujo este episodio.
Resumen
Han pasado 11 años desde el golpe de Estado del 2009 en Honduras. Este episodio es un breve resumen de la crisis actual generada por la pandemia del covid-19 en el marco del onceavo aniversario del golpe de Estado de 2009. Escuchamos el testimonio de Carlos H. Reyes, líder del movimiento social y presidente del sindicato STIBYS, y Berta Zúniga Cáceres, Coordinadora General del COPINH.
Transcripción
Hoy quiero poner en contexto el golpe de Estado discutido en el primer episodio. Ya han pasado once años y Honduras, como otros países en el mundo, responde a otra crisis – la crisis generada por la pandemia del covid-19.
Pero la crisis tiene un mayor impacto en países como Honduras donde las condiciones ya eran extremadamente difíciles y después de enfrentar una crisis tras otra durante los últimos 11 años desde el golpe de Estado. Un golpe apoyado por Estados Unidos y Canadá.
Si el golpe representa el principio de una serie de crisis en Honduras y los gobiernos norteamericanos lo apoyaron, yo diría que esos gobiernos son por lo menos parcialmente responsables de las condiciones que el golpe creó. Especialmente si nuestros gobiernos han apoyado y reconocido al gobierno hondureño, y también sus políticas que han creado condiciones de vida en Honduras casi insoportables.
Mientras hablaba con personas acerca del onceavo aniversario del golpe, reflexionaron y lo consideraron en el contexto actual en Honduras.
Contexto actual en Honduras
Alrededor del país, la mayoría de los hondureños se encuentra en sus casas con la excepción de trabajadores en ciertos rubros. El gobierno declaró un estado de sitio o confinamiento permanente y obligatorio en respuesta al contagio del covid-19.
Es interesante porque hoy hace 11 años después del golpe de Estado de 2009 y todas las protestas, se ordenó en Honduras un estado de sitio en repetidas ocasiones. Once años después en el aniversario del golpe, otra vez todos deben permanecer en casa. Desde que inicio el confinamiento se suspendieron todos los medios de transporte con muy pocas excepciones. Los hondureños solo pueden salir al banco, supermercados y farmacias, una vez cada dos semanas. El intento de reaperturar la economía mientras aumentaban los contagios solo llevó a que el gobierno ordenara de nuevo el confinamiento cuando el número de contagios excedió los 10,000.
Golpe de 2009 y la crisis de 2020
Igual que después del golpe de 2009, el estado de sitio por el covid-19 generó otra ola de militarización en el país. Decenas de miles de personas han sido detenidas, especialmente cuando hay protestas. Muchas personas y comunidades exigen apoyo al gobierno. Expresan que si no pueden trabajar no tienen que comer, y quedarse en casa no es una opción.
En respuesta a la pandemia del covid Estados Unidos, Canadá y las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial han dado o prestado dinero al gobierno de Honduras. El apoyo financiero y los prestamos son presuntamente para ayudar al gobierno a enfrentar la pandemia, suministrar los hospitales, proveer apoyo a la población e implementar medidas de salud pública para contener el virus.
Desde el golpe, la legitimidad del gobierno de Honduras ha deteriorado significativamente. Esto significa que los hondureños tienen muy poca confianza y fé en el gobierno para apoyarlos a enfrentar una nueva crisis.
El apoyo internacional dado a Honduras para enfrentar la pandemia ha estado vinculado a grandes escándalos de corrupción. Millones de dolares han “desaparecido”. Trabajadores del área de salud se quejan que no reciben ni por cerca la cantidad de suministros necesarios para manejar la crisis. El sistema de salud colapsó antes de que se reportaran casos de covid en el país.
Honduras recuerda el onceavo aniversario de una gran crisis en el país mientras se encuentra hundida en otra. Dos crisis que están conectadas.
De hecho, el golpe generó condiciones deteriorantes que han afectado a los hondureños por años. Ahora, en una pandemia, los hondureños ven la extrema pobreza y como colapsan los hospitales y clinicas en todo el país.
Qué significa el golpe 11 años después
Para hablar acerca del onceavo aniversario y lo que esto significa, entrevisté a algunas personas. Carlos Humberto Reyes y Bertita Zúñiga Cáceres, Coordinadora General del COPINH e hija de la activista indígena Berta Cáceres, quién fue asesinada.
Carlos H. Reyes es presidente de STIBYS, un sindicato que representa a trabajadores que embotellan refrescos y cervezas para compañías transnacionales como SABMiller y PepsiCola. Él es un lider del sindicato y del movimiento social muy respetado. Carlos ayudó a fundar el Convenio Contra la Reeleccióny el Frente Nacional de Resistencia Popular después del golpe. De hecho, Carlos fue nominado por el movimiento social para ser candidato independiente a la presidencia en 2009. Luego sucedió el golpe y él, como otros, se reusaron a participar en las elecciones ilegítimas posteriores al golpe.
Le pregunté a Carlos que significa el golpe 11 años después.
Carlos H. Reyes: ” Los gobiernos centroamericanos tienen permiso de hacer lo que quieran siempre y cuando la seguridad de EEUU y los interéses de las oligarquías regionales no se vean afectados.
El golpe de Estado fue planeado y ejecutado cuando:
a) El modelo neoliberal se encuentra en crisis. Cuando no se siguen como corresponden los mandatos del Fondo Monetario Internacional. Al contrario, durante el mandato de Manuel Zelaya, el modelo neoliberal sufría estancamientos y atrasos.
b) El gobierno de Manuel Zelaya se enfrentaba a un serio conflicto con la oligarquía hondureña por no obedecer sus mandatos, por no continuar con la privatización de servicios y bienes públicos, por decretar una ley de salario mínimo más elevado, por otorgar tierras a pequeños agricultores, por decidir construir un aeropuerto en la base militar estadounidense en Palmerola y por implementar una formula para calcular los precios de combustible que no favorecían a las empresas transnacionales.
c) Honduras se unió al ALBA, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Zelaya invitó a Evo Morales de Bolivia y a Hugo Chavez de Venezuela a un evento en Tegucigalpa. Él impulsó PETROCARIBE y los procesos de integración regional a los que Estados Unidos se opone desde la existencia de la doctrina Monroe de “América para los americanos”.
d) La correlación de fuerzas del imperio estadounidense disminuye en Centro América debido a la presencia del Frente Sandinista en Nicaragua, el Frente Farabundo Martí en El Salvador, y el gobierno de Manuel Zelaya en Honduras con gran influencia del movimiento popular como la Coordinadora Regional de Resistencia Popular que yo dirigí y las corrientes progresistas del Partido Liberal;
En esta coyuntura y marco histórico, se lleva a cabo el golpe de Estado para reestablecer el Imperio, la política de seguridad de EEUU, los interéses de la oligarquía nacional y centroamericana para fortalecer el modelo neoliberal, confirmar el papel de Honduras como un agente de EEUU en la región y olvidar el golpe con elecciones al estilo hondureño y así asegurar el poder a gobiernos que apoyan estas políticas.
Han pasado 11 años desde el golpe de Estado y hay una pandemia global que afecta más a unos países que a otros no solo por el número de casos, sino también por las condiciones económicas, sociales y políticas de los países en la región conocida como el Sur Global.
El impacto de la pandemia no fue igual para todos y en 11 años, Honduras no se ha recuperado del golpe, especialmente porque EEUU y Canadá han apoyado gobiernos que implementaron políticas que han llevado al país a más pobreza y desesperación.
Luego de 11 años, el golpe ha hundido más al país en una crisis que no ha permitido a los hondureños enfrentar la crisis generada por la pandemia.
Carlos H. Reyes: Efectos del golpe 11 años después
Le pregunté a Carlos acerca de esto. Ahora que Honduras está en medio de una pandemia, ¿cuál es la situación actual y cómo está esto relacionado a las consecuencias del golpe de 2009, 11 años después?
Carlos H. Reyes: “El capitalismo y el modelo neoliberal continua en tiempos de crisis, y en la pandemia de covid-19 la crisis sanitaria ha empeorado.”
Ya que el “mercado” no puede resolver esta crisis, es necesario que el Estado lo haga. Pero en el caso de Honduras, donde hay un dictador vinculado con el narcotráfico, el Estado no puede hacerlo porque los acreedores tienen al gobierno de rodillas. Tienen que pedir más prestamos. La pandemia es un problema político que la dictadura no puede resolver, pero debe garantizar su supervivencia. Entonces el régimen y los dueños de este país se la desquitan con la clase trabajadora, y de allí surge la masacre laboral que estamos viviendo.
El avance del modelo neoliberal traído en el golpe de Estado ha resultado en más explotación, más saqueos, más corrupción, más narcotráfico, mayor desigualdad social, más violaciones de derechos humanos y como resultado, mayor contradicciones entre clases.”
Yo entiendo que esta es una situación difícil; es difícil apoyar a un país cómo Honduras, vivir allí, ser un líder del sindicato, periodista, defensor de derechos humanos o trabajar en solidaridad para estas causas.
Admiro mucho a Carlos por el tiempo que ha estado con el movimiento social en Honduras y por su perseverancia. Él tenía 14 años cuando sucedieron las huelgas bananeras de 1954, las huelgas más importantes del país y en las que él estuvo involucrado.
Él ha sido arrestado, torturado y durante las protestas después del golpe de 2009, fue gravemente golpeado por la policia hondureña.
Pero él sigue fuerte aún con 79 años. Es una inspiración para muchos hondureños. Si usted camina con Carlos en cualquier parte del país, gente se acerca para darle la mano y charlar con él. Es muy respetado y admirado.
Condiciones en las calles
Carlos también ha estado ocupado debido al trato a los trabajadores de las embotelladoras de refrescos y cervezas en todo el país. Como líder del sindicato de STIBYS ha tenido que responder a las condiciones que han cambiado y empeorado para los trabajadores dentro de las fabricas, donde no hay medidas adecuadas de bioseguridad. Los trabajadores que no quieren poner en riesgo su salud o que no puedan llegar a la fabrica debido a los puntos de chequeo alrededor del país son despedidos. Hablaré más del impacto de la pandemia día a día en el siguiente episodio.
La pandemia ha causado mucho trabajo para los líderes de sindicatos y Carlos ha estado viajando entre las dos grandes ciudades, Tegucigalpa y San Pedro Sula, para atender a las necesidades y demandas de los trabajadores. Carlos está tan ocupado que tuve que esperar 5 o 6 días para hablar con él. Recién vino de San Pedro Sula a Tegucigalpa conduciendo en una de las carreteras más importantes. Le pregunté cómo es viajar por las calles en tiempo de confinamiento, la militarización, las protestas y los puntos de chequeo para tener una idea de la presencia policial y militar. Hablé con él exactamente hace una semana el domingo 21 de junio:
Carlos H. Reyes: “El día que viajé a San Pedro Sula y el día que regresamos nadie nos pidió documentos para justificar nuestra presencia en las calles, no nos pidieron nada. Habían muy pocos policias y militares, pero hoy, por ejemplo, policias y militares estaban en la entradas al norte y sur de San Pedro Sula. Muchos grupos están en las calles impidiendo el paso para exigir bonos al gobierno o que los dejen trabajar. Los policias y militares les lanzaron gas lacrimógeno y los atacaron porque el gobierno no tiene dinero para darles. Los doctores también protestaron y exigieron apoyo porque cinco doctores murieron hace poco en San Pedro Sula y 15 tienen covid.”
Reflexiones acerca del golpe
Así como en Tegucigalpa y San Pedro Sula las condiciones también son difíciles en la pequeña ciudad de La Esperanza, en el oeste de Honduras, en donde COPINH está ubicado.
Después de hablar con Carlos, hablé con Bertita Zúniga Cáceres, Coordinadora General del COPINH e hija de Berta Cáceres, acerca del aniversario del golpe y la situación actual en Honduras.
Bertita tiene una perspectiva del golpe diferente a la de Carlos. Ella solo tenía 18 años cuando sucedió el golpe. Recuerdo cuando la conocí después del golpe en las calles de Tegucigalpa, cuando caminabamos por horas bajo el sol. Ella estaba con su mamá, Berta Cáceres, quién junto a Carlos y otros líderes desempeñó un papel fundamental en la formación y análisis del FNRP.
Si Bertita no fuese la hija de Berta, quien lleva la resistencia en su sangre, a ella como muchos otros líderes jovenes en Honduras, la llamarían: una hija de la resistencia. Los jovenes o hijos de la resistencia ya son adultos involucrados en el movimiento social. Ellos presenciaron y fueron impactados por el golpe, y crecieron comprometidos con la lucha social. Hay muchos de estos jovenes, y muchos son universitarios.
Le pregunté a Bertita que significa para ella el golpe 11 años después en el contexto de la pandemia.
Bertita Zúniga Cáceres: “El golpe de Estado es para nosotros el origen de esta difícil situación en Honduras. Se conoce hasta en la comunidad internacional que el golpe empeoró las condiciones económicas y también causó violencia, impunidad y migración forzada.
Creemos que el golpe se llevó a cabo para cambiar el control de la propiedad y recursos públicos, el control de recursos estratégicos que ha tenido un impacto importante en las comunidades garífunas e indígenas en Honduras. Y como hemos dicho, es un modelo económico que usa energía eléctrica, bienes públicos y la explotación de recursos naturales para enriquecer al pequeño grupo de la oligarquía. Esto se logra a través de la fuerza, un componente estratégico y esencial de este modelo.
El golpe de Estado fue un componente militar de miedo, movilización social y violaciones de derechos humanos. Esto nos afecta a todos, especialmente a nosotros, el pueblo Lenca, las comunidades indígenas, nos afecta debido a la explotación. Además, para nosotros el golpe significa la mayor expresión de violencia contra el pueblo, amenazando y quitando vidas, el derecho más fundamental de los humanos.
Este fue el caso de nuestra compañera Berta Cáceres, quien fue asesinada después de la reforma de estos poderes económicos, políticos y militares, en torno a toda esta impunidad que continua escondiendo la verdad. Berta fue parte de este movimiento social que luchó para refundar Honduras, para construir una democracia inclusiva, multiétnica y multilingüe con derechos humanos.
Lo que estamos experimentando en esta pandemia afecta a todo el mundo y nuestro país sufre una de las expresiones del golpe, la reforma de poderes, que es corrupción. Hay funcionarios públicos que han estado involucrados en corrupción por muchos años y no han rendido cuentas, personas que han cometido muchos crimenes y no han enfrentado la justicia. Tienen toda la libertad de hacer lo que quieren. Han hundido a nuestro país en deuda y han manejado fondos públicos supuestamente para hacer frente a esta pandemia. Sin embargo, estos fondos no llegan a donde se necesitan y hay evidencia del robo al pueblo y el aumento de problemas sociales ya acumulados. Por ejemplo, la pobreza, falta de alimentos y control militar en las calles.
La perdida de garantías y derechos constitucionales, y el riesgo de vivir bajo tantas violaciones. Es difícil hablar de estos 11 años desde el golpe. Han pasado muchas cosas. De una manera u otra los movimientos sociales que han estado luchando desde y antes del golpe sienten el peso de la derrota. Hay tantos problemas. Desde el golpe prácticamente hemos tenido que encerrarnos para mantener nuestro trabajo y defender nuestros territorios. Esto ha producido un proceso de desarticulación en muchos de los espacios de lucha y organización. Creemos que esta pandemia es igual, que ha creado un tipo de explosión social de cuestionar al gobierno y también una oportunidad para pensar con urgencia cómo construir un país diferente.”
Estas fueron las palabras de Berta Zúniga Cáceres, quien vive en el oeste de Honduras en la pequeña ciudad de La Esperanza.
Me gusta lo que Bertita dice, especialmente la última parte.
Que la pandemia nos dió la oportunidad para pensar con un sentido de urgencia en construir un país diferente. De hecho, durante los tres meses y medio desde que inició la pandemia y el confinamiento en Honduras, organizaciones y movimientos se han reunido desde sus hogares por Zoom, para buscar acciones y soluciones creativas. Han publicado 15 comunicados con sus propuestas de cómo “construir una Honduras diferente”.
Pero construir una Honduras diferente significa construir una política exterior estadounidense y canadiense diferente, y ese es nuestro trabajo en Norte América.
No “regresemos a lo normal” como dicen muchas personas acerca de la pandemia. Como explicaron Carlos y Bertita, “normal” en Honduras significa apoyar golpes de Estado militares que han implementado políticas que obligan a los hondureños a huir de su país hacia la frontera entre Estados Unidos y México. “Normal” significa asesinar activistas como Berta Cáceres y políticas que roban los derechos de los trabajadores y aumentan los niveles de pobreza en Honduras.
Si el golpe hizo algo en Honduras fue exponer la política exterior injusta y antidemocrática de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá hacia Latinoamérica.
Bertita tiene razón que es urgente pensar en construir algo diferente. Once años después y en medio de la pandemia es el momento adecuado para empezar a construir algo nuevo.
Antes de despedirme, me gustaría comentarles que hay muchos eventos (respetando el distanciamiento social, por supuesto) en Honduras: programas de radio, lecturas de poesía, foros y protestas conmemorando el onceavo aniversario del golpe.
En los dos últimos episodios, use la música de la cantante hondureña Karla Lara. Karla también está organizando un concierto en línea en su canal de Youtube, Un Compa que Acompaña, los días 3 y 4 de julio.